lunes, 5 de septiembre de 2011

CAP. 5: EL TERCER CAMPUS Y EL FESTÍN DE LA OFICINA

CAP. 5: EL TERCER CAMPUS Y EL FESTÍN EN LA OFICINA.
*+*Aphrodite*+*

-¡Aphrodite, ya queremos irnos! ¡Se nos hará tarde para nuestras clases!- grita Kanon desde la ventilación del autobús, enfrente del portón principal de Las Doce Casas.

Pero no puedo dejar de escoger una mochila para las clases. Bueno, es que siempre los accesorios tiene que combinar con los zapatos, ¿No? Y obviamente, no quiero ni ir sin haber combinado mi vestuario. ¿Qué dirán los estudiantes si ven fachoso a uno de los doce elegidos, editor responsable del periódico universitario y modelo en la última pasarela de mi amigui? Por eso, siempre me tardo horas en estar listo. Para salir perfecto.

A fin de cuentas, elijo mejor una carpeta negra pensando en que no quiero cargar útiles el primer día de clases. Este color e recuerda a Masky, siendo él tan elegante y misterioso. Y pensar que ayer se comportó como todo un caballero en el restaurante de comida italiana más exclusivo de esta ciudad...

Veo el reloj en la sala y me doy cuenta que es súper tarde. Me miro por última vez en el espejo de la entrada y me sonrío coquetamente. Corro que vuelo al autobús teniendo cuidado de no arrugar mi camisa de blanca seda, ni manchar mis zapatos relucientes. Subo al bus y me apresuro a sentarme al lado de Masky. Me le acerco para besarlo mientras me susurra al oído:
-Hasta que por fin sales, Dite... no entiendo por qué te tardas...
-Amor, -le digo –es para verme adorable ante tus ojitos...
-Eres adorable con el simple hecho de respirar...

Me ruborizo al oír esas lindas palabras, cosa que parece encantarle. El autobús acelera dejando atrás nuestro hogar. Todos se empiezan a relajar. De pronto, Milo, que está delante de nosotros, se vuelve a nosotros y me dice en tono bastante burlón:
-Oye, Dite, ¿Qué tanto haces para tardarte todas las mañanas? Porque si Kanon no te llama, no saldrías de tu habitación...
-Créeme, bichito, que soy más madrugador que tú...
-Pero, al menos, yo si estoy listo para el desayuno y hago todas las obligaciones que me tocan...
-Soy un hombre ocupado, Mily, ¿Crees que ser editor, modelo y elegido es tarea fácil? Pues no...
-¡Campus de Ciencias Físico- Matemáticas! –anuncia el conductor deteniéndose. Milo ahora no puede abrir la boca, ¡Qué bueno!

Aioria, Shura y Aioros se van despidiendo de todos prometiendo ir a comer a las Doce Casas. Yo no puedo hacerme muchas ilusiones, porque tengo que supervisar el trabajo de mis subordinados. Parece que mi jefe me presenta a mi secretaria. Sólo espero que haga el trabajo como a mí me gusta. Además, siempre le mando un ejemplar a mi madre, quien es conocida como Dennis De Reynold, una gran escritora en mi país natal: Suiza.
Pero no quiero regresar a mis orígenes, no ahora. Mientras discutimos Milo y yo, Masky solo aprieta los dientes y nos dice:
-Déjense de tanta palabrería y compórtense, ¿Quieren?
-Tranquis, Death, Tranquis... –le intenta calmar Milo. Creo que no tiene idea del carácter que se carga Masky cuando se enoja. Pero, supongo que si conoce el de Camus... y le empieza a saltar una vena, ¡Ugh, qué horrible se ve!

-Milo, -le dice Camus serio –ya deja a Death Mask o algo malo te pasará...

Una risa estrepitosa sale de los labios de mi Masky, se le oye pausada cuando pronuncia con potente voz varonil:
-No te preocupes, Camus, de todos modos, terminaré por hacerle la autopsia algún día...

Milo, por inercia se vuelve a sentar bien en todo el camino y no pronuncia palabra alguna. Camus sonríe por lo bajo y yo me burlo en silencio. Masky solo me observa y voltea hacia la ventana. El conductor detiene el vehículo y exclama:
-¡Campus de las Ciencias Biológicas y de la Salud!

Con un profundo beso, me despido de Masky para después dejarlo partir. En esta ocasión, baja acompañado de Saga, Kanon y Alde, el buen Alde. Milo se sienta junto a mí y comienza a picar mi mejilla con su dedo una y otra vez. ¡Qué fastidioso es Milo cuando está emocionado! Ahora pone su mugrosa mochila entre los dos. Yo no sé cómo puede ir a la facultad así tan fachoso. ¡Debería darle vergüenza!

Prontamente, el chofer anuncia el tercer campus. Antes de bajar, me coloco mis lentes de Sol Gucci y desciendo las escaleras con elegancia. Milo baja de un salto ocasionando que me empuje hacia delante. Me vuelvo contra él diciéndole:
-¡No caigas así, Milo! ¿Qué no ves que te ves mal y de paso arrugas mi camisa?
-¡Pero mira qué delicadito me saliste! –me contesta con sorna. Ya rojo del coraje, le contesto:
-Pues compórtate...

Me retiro de él caminando tranquilamente cuando oigo mi nombre en cierto tono afrancesado. Volteo haciendo volar mis perfectos rizos y veo al dueño de esa voz. Sonrío y camino hacia mi amigui:
-Nunca pensé en encontrarte aquí, ¿Acaso vienes a una pasarela? –le pregunto una vez que ya estoy cerca de él. Muestra su perlada sonrisa y me contesta:
-En realidad, las pasarelas las haces tú, Dite...
-Gracias por el cumplido... Misty... –le respondo al saludarlo.

Viene acompañado, lo que es raro en él, por dos jovencitas de aproximadamente dieciocho años. Puede que sean modelos porque están demasiado delgadas. Las saludo de beso y Misty me toma de la mano y me hace dar la vuelta mientras silba:
-Valla, ¿Qué tenemos aquí, lindura? Uhm... pantalones de vestir Ferrioni, cinturón Calvin Klein, camisa de Armani, zapatos de Michael Domitt y hueles a Hugo Boss de la colección Red Deep... eres toda una estrella de la moda, Dite...
-Me sorprende tu alto conocimiento en ropa, Misty... –le sonrío enrojeciendo un poco.

Miro mi reloj y veo que apenas me da tiempo para entrar a mis clases. Las dos chicas me observan detenidamente y una de ellas me sonríe con demasiada coquetería. ¡Oh, cielos! Es una pena que esté comprometido con Jean Carlo Andreotti, uno de los médicos forenses más importantes de Italia y el hijo de un ex ministro que, desafortunadamente, no tiene tan buena reputación como esperaba... pero a mi Death Mask no lo cambio por nadie, bueno, sólo por mi amigui Misty...

-¿Quién te dio ese reloj Gucci? –me pregunta la otra chica. Yo, totalmente orgulloso le respondo:
-Me lo regaló mi amor ayer, mientras cenábamos...
-¿Y se puede saber quién es? –cuestiona la coqueta chica. Lamento desilusionarla, pero tiene que entender que tengo novio:
-Mi lindo Death Mask... es el amor de mi vida...
-Pues Masky tiene excelente gusto... –comenta con naturalidad Misty. Como esperaba, las chicas se quedan con la boca abierta y me miran raro. Creo que no les gustó el que haya revelado mi pequeño secreto de relaciones, pero eso no me importa... ahora:
-Si me disculpan, tengo que ir a clases. Te veré mañana, Misty... –le digo subiendo los descansos de la facultad y me respondió extrañado:
-¿Por qué mañana, Dite?
-Me choca seguir instrucciones de mi jefe, pero hoy me presentan a mi nueva secretaria y tengo que estar ahí... en verdad lo siento, Misty, pero no te sientas ofendido, porque ni siquiera podré ver a Masky... –le contesto haciendo pucheros y él con su expresión de resignación asiente.
-Está bien, te veré mañana... au revoir... –me besa en las dos mejillas y se retira. Yo me dirijo al salón donde se supone que Milo me está apartando un lugar...
***
*+*Death Mask*+*

¡Uff! Por fin terminó el primer día de clases y podré alcanzar a Dite en su trabajo: la Editorial de la Universidad. Así que llamé a las Doce Casas y pedí que me trajeran mi Ferrari modelo 2007 a la Facultad. Pasaría por un restaurante de comida italiana y pediría Lasagne para llevar. Compraría una botella de vino blanco y los dos beberíamos y haríamos el amor en su oficina privada. Pero no todo se cumplió como lo planeaba. Al llegar a la Editorial en mi Ferrari, con dos copas y el vino blanco me atendió su nueva secretaria, una muchacha de rubios cabellos y gris mirar:
-Soy la nueva secretaria y colaboradora de la editorial, mi nombre es Katya Nicolaievna Poliakoff, ¿Tiene una cita con el señor De Reynold? –me preguntó. Creo que era del norte porque su voz sonaba fuerte, parecida a la de los alemanes; lo sabía porque mi padre había invitado algunos amigos suyos de aquellos países. Le sonreí y contesté:
-No, pero, de todos modos, me gustaría que le avisara que estoy aquí...
-¿Su nombre, señor?
-Jean Carlo Andreotti, signorina...
-En seguida le aviso...

La chica desapareció tras la oficina. Me senté a esperar a que saliera y, de pronto, un grito de ira me hizo levantar del asiento:
-¡¿Y se puede saber por qué lo haces esperar en tu escritorio?! ¿Cuántas veces te he dicho qué a él lo trates con amabilidad? ¿Eh?
-Lo siento, señor, no volverá a suceder...
-¿Y qué haces ahí parada? ¡Te dije que lo hicieras pasar!
-S-sí...

La chica salía de la oficina con la vista baja y me indicó:
-El señor De Reynold lo espera, doctor Andreotti...
-Grazie, signorina...

Tomé la bolsa de papel y pasé con algo de indiferencia. No podía tranquilizarla porque mi orgullo no me lo permitía. Muchas veces mi padre hacía así a la gente porque no le gustaba su trabajo. Por eso, no me interesaba que pasara con su existencia. Llegué a la puerta y pasé a la oficina que me traía gratos recuerdos. Los ventanales me deslumbraron y, sentado en un sillón negro, estaba Aphrodite. Alzó la mirada y se levantó a abrazarme y besarme. Después cerró la puerta mientras yo ponía en el escritorio el vino, la comida y las copas. Se volvió y me besó:
-¡Qué lindo detalle, amor!
-Lo hice porque no ibas a estar en las Doce Casas y no puedo soportar a Milo comiendo con la boca abierta... mejor se me ocurrió darte una sorpresa con Lasagne y después... tú sabes...
-¿Y qué se supone que debo saber? –me preguntó con ese acento tan infantil que me vuelve loco. Lo cargué hasta su escritorio y lo senté mientras besaba su blancuzco cuello:
-Hacerte mío en esta oficina... otra vez, pero –me detuve y besé sus labios –por desgracia, tienes una secretaria que podría descubrirnos y eso no me gustaría...
-A mí tampoco me agrada ella. Es una completa inútil... –me decía mordiendo mis bordes –sin embargo, yo soy el jefe y decido lo que me conviene...

Se volteó y tomó el teléfono. Marcó un número y me miró con esos ojos maliciosos y cautivadores que poseía. En un tono autoritario habló:
-Poliakoff, ya no soporto tu presencia en esta oficina. Vuelve mañana y luego hablaremos de las publicaciones... Listo, Masky, -devolvió el auricular al aparato y se apoyó en sus manos para hacerse hacia atrás –ahora soy todo tuyo...
-Bien hecho, Dite, ¿A qué quieres jugar? –le proponía relamiéndome los labios sensualmente. Ladeó su cabeza e ideaba:
-No sé... tengo tantas opciones de jugar... tu decide...
-¡Ya sé! Al Jefe, tú eres el jefe y yo tu secretario, ¿Qué te parece, amor?
-Eres tan erótico, pero así me gustas…

Me quité el estorboso saco y la negra corbata, mientras él se sentaba en su sillón. Cada vez más me parecía que era inalcanzable y sensual. Al lado de él tenía un micro componente. Saqué un disco del portafolios que cargaba y lo puse en el aparato. Por curiosidad, Dite me preguntó:
-¿Qué artista es, Masky?
-¿No lo adivinas? … Tristania: Beyond the Veil…
-Oh, me lo imaginé de ti, eres tan sádico, Masky…
-Y tú tan masoquista… siempre te gusta cómo te trato…

Dite sonrió en complicidad. Se levantó para atraerme hacia él e hizo que me recargara en la pared. Me perdí en ese pozo de fogosidad correspondiendo con caricias atrevidas en la parte baja de su espalda. La música me inspiraba para acercar su cuerpo contra el mío. Pronto, en un murmullo me ordenó:
-Como jefe de esta oficina, te ordeno cumplir tus fantasías más recónditas…

Esbocé una sonrisa maliciosa. Era una excelente orden y no me iba a oponer en cumplirla. Lo separé de mí y serví el vino en una copa. Metí un dedo en ella y extraje una gota que dejé caer en el cuello de Dite. Después, lamí la gota y bebí un sorbo a la copa para luego darle a catar la copa. Pero en vez de eso, tomó la botella y la empinó hacia atrás dejando resbalar por su mentón gruesas gotas que lamí provocativamente. Dite era mal bebedor porque a la primera copa, ya estaba ebrio. Me encantaba que se pusiera así y él lo sabía.

Dejó bruscamente la botella y me jaló de la camisa volviéndome a besar y morder, pero alguien nos interrumpió, voces y risas de unas chicas:
-¿Te diste cuenta, Katya? Sabía que era un perdedor, ja, ja, ja…
-Y qué decirlo, linda… por cierto, debemos irnos o mi jefe me regañará…
-Vamos, no puede ser tan gruñón, se supone que es modelo… debe saber que si se enoja, le saldrán arrugas a los treinta…
-Ja, ja, ja, ja…

¡Eso era el colmo! Mi Dite sacaba humo por los oídos y se ponía rojo de la ira. Salió de la oficina y yo detrás de él. Enseguida nos topamos con la secretaria y otra chica de rasgos parecidos a los de Milo, creo que era griega. Se levantaron de sus respectivos asientos. Katya bajó la vista y la otra chica se maravilló por conocer al jefe de su amiga.

-¡¿Qué se supone que haces aquí, Poliakoff?! –preguntó casi gritando Aphrodite.
-Me estaba esperando para comer… –respondió su amiga y prosiguió a pesar del tic en el ojo que se le formaba a Dite –y no es Poliakoff, ¿Si? Se llama Katya, y haz el favor de llamarla por su nombre…
-¡¿Y quién se supone que eres tú, mocosa?! –le espetó Dite.
-Soy Psique Tsaos, dueña de algunas importantes joyerías en mi país, Grecia y estudio Relaciones Internacionales… Así que, cuida tus palabras porque no soy cualquier “mocosa”…
-¡Ya basta! –Dije y todos voltearon a verme –No me interesa quien seas y qué estaban haciendo, pero les suplico que no le falten el respeto a Aphrodite o se las verán conmigo, ¿Está claro?
-¿Y tú quién se supone que eres? ¿Un mafioso? ¿O su guardaespaldas? –Me miró de reojo Psique –Tal vez sea su gigoló…
-Psique, basta… –le susurró dándole un codazo a su amiga. Dio un paso adelante y nos dijo –lo siento, señor De Reynold, señor Andreotti. Mi amiga no quería faltarles el respeto y lamento tanto haber desobedecido sus órdenes, pero ella iba a pasar por mí y esperaríamos a otra amiga, pero, descuide, no volverá a ocurrir…
-Sí, sí, si… ya es suficiente, KATYA, pero me molesta que seas tan idiota… ya vete y que no se vuelva a repetir… –dictaminó Dite volviendo a la oficina, pero se detuvo al oír entrar a otra amiga.

Se dio la vuelta y cruzó los brazos al ver a la chica que acababa de llegar. Su atuendo consistía en un kimono azul, una especie de cinturón y sandalias; llevaba el cabello recogido con dos prolijas, pero un ojo era tapado por su largo fleco.

-Lo siento, pero su facultad queda algo lejos de la mía… bueno, ¿Nos vamos? …Ah, hola –me saludó extendiendo su mano –soy Midori Haninozuka de Urbanismo, ¿Eres amigo de las chicas?
-No, pero… –comencé a decir, pero se dirigió a las demás.
-Vamos, chicas, tengo que presentarles a mi mejor amigo… Mu Wang…

Fue entonces que Aphrodite abrió los ojos mientras ellas se retiraban. Me acerqué para revisar si estaba bien. Se llevó una mano a la boca y la apartó diciendo:
-Esa niña es amiga de Mu… entonces es la chica que visitó a Mu ayer en las Doce Casas, ¿Lo recuerdas?
-Sí… –respondí sorprendido.
-Valla, ¡Qué pequeño es el mundo!
-Bastante, amore
-¿Sabes? Estoy algo cansado y mareado, ¿Puedes llevarme a mi habitación a terminar lo que empezamos?
-No me negaría a nada… además tú eres el jefe, ¿No?
-Claro…

Tomé la botella casi vacía con la fría Lasagne y lo ayudé a bajar las escaleras y a subirlo al auto. Cuando llegamos a las Doce Casas, quedó profundamente dormido. Lo cargué a su habitación y lo acosté en su blanda cama. Parecía un ángel al verlo vestido de esa forma y durmiendo. Le quité los zapatos tan boleados y su camisa de seda. Como había dicho, Dite era un mal bebedor y esperaba que al día siguiente no sufriera resaca. Me recosté a su lado para vigilar su sueño y atenderlo, pero no se movió en toda la noche…

CAP. 4: EL CONCURSO INTERUNIVERSITARIO Y LA SORPRESA DE MU.

CAP. 4: EL CONCURSO INTER UNIVERSITARIO Y LA SORPRESA DE MU.
*+*Kanon*+*

Ya en la sala de las Doce Casas, como a eso de las ocho de la noche, esperamos al Rector de la Universidad. La verdad, para ser un “gay” bastante pasita, o sea, viejo, es muy moderno. Me cayó bien el papá de Mu. Muy fresco como lechuga... ja, ja, se parece a una por su cabello verde... ja, ja... de pronto, Marco entra a la sala y haciendo una reverencia como payaso de circo, nos anuncia:
-El Rector Shion Wang ha llegado a este recinto...

Me vuelvo a reír por mi pensamiento de la lechuga, pero me detengo y pongo una actitud seria al ver el rostro de Saga haciendo pucheros. Aguafiestas. Dite habla para romper el silencio con su clásica voz aflautada y cierto tono dandy:
-Es como en mi casa... los sirvientes siempre anuncian al recién llegado.
-De hecho, -asegura Death Mask con presunción –en todas nuestras casas lo hacen...

Una figura aparece por la puerta principal con la misma túnica blanca del discurso. Shion Wang había llegado a las Doce Casas. Con un ademán, todos lo saludamos respetuosamente, pero él sube su mano y se dirige a nosotros:
-Perdonen la vestimenta... –señala su ropa y se la quita dejando ver un saco negro –Es por tradición... –hace una seña a Marco y éste se inclina –una taza de café en el comedor, por favor –nos voltea a ver y nos dice –síganme, chicos...

Vamos hacia el comedor siguiendo a nuestro rector. Me aguanto de la risa al pensar que tengo enfrente de mí al “profesor lechuga”, pero me detiene el rostro de Saga que se pone rojo del coraje. Miro hacia el frente y me percato de que hay trece asientos en vez de doce, como suelen ser normalmente. Nos sentamos en nuestros respectivos lugares, sentándose el rector al lado de su hijo. Habla pausada pero animadamente:
-De aquí en adelante, no soy el rector ni el papá de Mu ni el anciano, soy Shion, ¿Entendido? Esta mesa es como la de los caballeros del Rey Arturo. Nadie es más que nadie, todos somos iguales...

De pronto, se interrumpe, pues Marco le trae su taza con café. Una vez que se retira, Shion vuelve a hablar:
-Bueno, hay un asunto que quiero tratar con ustedes: el Evento Interuniversitario. Cuatro colegios competirán por su renombre académico y cultural. Me he entrevistado con los rectores de las mismas y hemos acordado que este año habrá convenio...
-Disculpa, Shion, pero, ¿Cuál es el convenio a cumplir? –pregunta Alde con respeto.
-Dicho convenio se ha inspirado en la mitología griega. Nuestra representante es la diosa Atenea y, bueno ella ha tenido diversos enfrentamientos con los dioses Poseidón y Hades, según nos cuentan las historias... Las universidades de Cabo Sunión y la Nacional Alemana se rigen por esos dioses, respectivamente. Más tarde, la Real Universidad de Asgard empezó a competir y la incluimos en el convenio bajo la deidad del Dios Odín. Al principio, solo competíamos cada año, pero no teníamos tanto tiempo de preparar a nuestros alumnos. Así que los rectores de los cuatro colegios se reunieron y acordaron que el evento se realizaría si en este campus se reunieran doce chicos destacados para competir... este año, se cumple el trato y los miembros más destacados de esas universidades vendrán...
-Y bueno, ¿Quieres que compitamos? –pregunta Camus con su aire siempre serio. Shion sonríe.
-Por supuesto –contesta –precisamente por eso todos los estudiantes realizan un exámen de formación grupal. Para reconocer a los más capaces, para pertenecer a las Doce Casas... Ustedes han permanecido en pie durante todos estos años y bueno, creo que es digno de celebrar, ¿No?
-Valla, yo pensaba que el exámen era solo una pantalla y que sólo nos reunían porque nuestras familias son influyentes, pero ya veo que no... Es bueno saberlo... –observo un poco pensativo.

Shion asiente sonriendo, como si le diera risa lo que estaba diciendo. Saga solo pone sus manos sobre su rostro y las retira para mirar al cielo. Me encanta verlo desesperarse y... un momento, ¿Es cierto lo que veo? Saga lanza una disimulada mirada a Mu y éste se sonroja... uhm, comienzo a sospechar que algo se traen estos dos, vamos a ver cuando tardaré en decirle a Mu “cuñado”, je, je...

-Bueno chicos, creo que es todo lo que tenía que decirles... se levanta la sesión... –nos indica Shion y nos paramos de nuestros asientos.

Shion se dirige a Mu, quien está ligeramente sorprendido. Volteo a ver a Saga quien se emboba con Mu. Ajá, ya lo caché y esto no se me va a escapar. Me coloco delante de él tapándole la vista y le digo:
-¿No es la noche tan hermosa, Saga?
-Quítate de enfrente, Kanon... estoy inspeccionando el lugar...
-¡Pero mira que mentiroso resultaste! ¿Y qué se supone qué inspeccionas? ¿La relación de Mu con su padre?
-No entiendo cómo demonios te metes en mi vida, Kanon y...
-Vamos, Saga, admítelo. Te gusta Mu y no puedes evitar el mirarle...
-Y ya que estamos en psicoanálisis... ¿Qué me recomienda, doctor?
-Conquístalo, verás que te hará caso... pero te advierto que el amor puede lastimar... más de lo que crees...

Me retiro de dónde estaba y los dos notamos que la familia se ha ido. También nos percatamos de que Shaka ya no está. Tal vez nos escuchó y subió a su habitación. Quién sabe, parece que mi hermano no tiene el camino tan libre como pensábamos. Esto se pone interesante...
***
*+* Mu*+*

Mi papá me había llamado después de haber terminado la junta. Me sentí algo abochornado por la mirada de Saga. Y es que sus ojos me ponen bastante nervioso. Por fortuna o desventura, mi padre me sacó de mis pensamientos:
-Mu, quiero que vengas al auto, tengo una sorpresa...

Sin dudar un segundo seguí a mi papá al carro y vi que alguien salía. El corazón, por un instante, se me detuvo al ver que esa persona era la segunda hija de los Haninozuka: Midori...

-¡Midori chan! ¡Qué sorpresa! ¿Qué haces aquí? –pregunté al abrazarla y tomar con ambas manos sus hombros.
-Bueno, yo iba a entrar a la Universidad de Tokyo, pero tu padre habló con los míos y como tenemos algo de dinero, pues me inscribió en la carrera de Urbanismo...
-Qué bien –sentí como sus manos rodeaban mi cuerpo y le correspondí.

Puse mi mentón en lo alto de su cabeza y pude ver que en la sexta ventana, Shaka observaba toda la escena. Su mirada poesía un extraño brillo que me dio, por un momento, escalofríos. Midori se deshizo del amarre y me sonrió haciendo de lado su fleco:
-Bueno, el viaje ha sido largo y estoy algo cansada, así que te veré mañana ¿Sí?
-Por supuesto, buenas noches y hasta mañana... –le dije dándole un beso en la mejilla.

Subió al auto sentándose en el asiento de copiloto. Mi padre me sonrió y puso su mano en mi hombro:
-Buena suerte y hasta mañana...
-Gracias, papá... –le dije, pero él levantó su índice y negó con él:
-No, hijo, no soy papá aquí, soy Shion y, bueno, descansa...

Se retiró al auto y manejó alejándose. Volví a observar la sexta ventana pero Shaka ya no estaba. Me volví a “Las Doce Casas” y me topé con Aphrodite de la mano de Death Mask. Les pregunté algo extrañado:
-¿Adónde van ustedes?
-Vamos a cenar... – me respondió Aphrodite con una sonrisa y Death le hizo segundas:
-Dite y yo...
-Que les vaya bien entonces... –les dije alegremente.
-Gracias, Mu, lindo –me agradeció Aphrodite. Se volteó, pero se regresó a voltearme –ah, se me olvidaba... ¿Esa niña es tu novia?
-No, no, solo somos amigos... –le respondí sonrojándome. Al parecer, no hizo mucho caso, porque me respondió:
-Ajá, así es como empieza todo y después...
-Dite, déjalo. Si son amigos, no tiene porque importarte. Además, no hay tiempo para perderlo aquí, debemos estar en el restaurante... –le dijo Death un poco impacientado.

Cargó a Dite y los dos se alejaron de Las Doce Casas. Adentro, en la sala, vi a Milo besar desenfrenadamente a Camus. Creo que ellos se adoran, los puedo ver en sus ojos. Pasé sigilosamente sin que notaran mi presencia directo a la biblioteca. En ella me encontré con Shaka, quien estaba leyendo un libro de lógica. Me acerqué lentamente y me senté junto a él. De pronto, Shaka cerró bruscamente su libro y dirigió su azul mirada en mí:
-¿y bien? ¿Quién es aquella chica, Mu?
-Es Midori Haninozuka, una amiga de Tokyo... –respondí algo extrañado. Shaka me miraba con ¿Celos? No, ya debo estar cansado.
-Debes saber que las chicas quitan el tiempo para estudiar cómo se debe... –me dijo al pasar sus dedos por la gruesa tapa del libro.
-Creo que no deberías categorizar a todas las chicas, Shaka... –le aseguré.
-Eso es muy cierto, Shaka... Lo he visto hasta en mi consultorio...

Saga intervino en plática y me miraba raramente. En verdad esto personaje es misterioso conmigo. Supongo que se debe a que estudió Psiquiatría. Caminó varios pasos hasta acercarse a nosotros, con las manos metidas en los bolsillos del pantalón:
-Sin embargo, -prosiguió –Shaka tiene razón, las chicas nos quitan el tiempo que dedicamos a estudiar... y vivir...

Reí ante aquella respuesta. En verdad que no conocían a Midori. Si alguien es diferente es ella. Shaka, entonces, contestó seriamente:
-Gracias, Saga, pero, ¿Qué derecho tienes de interrumpir nuestra conversación?
-En verdad lo lamento, Shaka... no volveré a interrumpir tu psico filosófica plática, aunque... No deberías ser tan arrogante...– le sonrió Saga a Shaka, mientras éste le contestaba:
-De todos modos, agradezco tu consejo, Saga y si me disculpan, mañana será el primer día de clases de este ciclo escolar... con su permiso.

Shaka tomó el grueso libro y pasó entre Saga y yo con los ojos cerrados saliendo de la biblioteca. Nos miramos y no echamos a reír. Después me incliné en señal de respeto y salí para llegar más tarde a mi habitación. Me tumbé en el suave colchón mientras poco a poco la pesadez del sueño me obligaba a colocarme el pijama y acostarme. El sueño me envolvía profundamente y yo dejaba que me tocara hasta quedarme dormido.

CONTINUARÁ...

CAP. 3: LA HISTORIA DE MU Y LA CEREMONIA DE BIENVENIDA.

CAP. 3: LA HISTORIA DE MU Y LA CEREMONIA DE BIENVENIDA. (PUBLICADO)
*+*Milo*+*

-Bueno, ¿Qué quieren saber? –nos dijo Mu abriendo los ojos.
-Oye, ¿No los dañó la Reforma Cultural en China? –pregunté al acordarme de la question que antes le había hecho a Mu y que Camus no permitió que supiera la respuesta... y que ahora me mira como si quisiera asesinarme...

-No directamente. Verán, en aquél entonces, mi padre se había ido de intercambio a esta Universidad y no lo persiguieron. Digamos que se autoexilió aquí. Las Doce Casas lo acogieron y ahí conoció a otro exiliado de China: Dohko Mei. En cuanto regresaron a sus provincias, pudieron ver la masacre de la Reforma Cultural. Todo el pueblo de Jamir fue destruido por las tropas de Mao Tse Tsung. La mitad de los habitantes de Jamir fue asesinada y la otra obligada a trabajar en los campos. Mi padre salvó a mi mamá y se trasladaron a la casa de su amigo, en Beijín…
-¿Y por eso tienes esas marquitas en la frente? ¿Por qué eres de Jamir? –preguntó Kanon, que no se había enterado porque había llegado tarde, como de costumbre...

-Es porque soy de una tribu del Tíbet: los lemurianos, antiguos alquimistas que tenemos estas señas en nuestra frente.
-Pero, ¿Qué no esa raza era de un continente llamado Lemuria qué se hundió hace mucho?- preguntó mi cuate Aioria bastante absorto en la plática.
-Eso contaban los ancianos, dice mi padre, pero, en fin. Se quedaron en China y al poco tiempo, nací en Jamir. Para huir de la dictadura, mi padre sacó su maestría aquí. Mamá siempre estuvo conmigo dándome estudio y cuando mamá tuvo a mi hermano, ella murió…
-¿Cómo se llamaba tu madre antes de morir? –preguntó Aioros con su tono de voz siempre tranquilo. A mí, Camus siempre me dice imprudente cuando digo algo, pero a Aioros todo le permiten, ¡Qué malos son conmigo!

-Xiao Fa, antes de casarse con mi papá…
-¿Y qué os pasó después?- preguntó Shura al tomar un sorbo a su café.
-Mi papá supo entonces que Dohko había emigrado a Japón y nos dirigimos inmediatamente a Tokio, donde él se había casado y tenido un hijo de aproximadamente seis años. Nos trasladamos al país y nos quedamos en su casa mientras conseguíamos la nuestra…
-Un momento, dijiste que tu padre se casó otra vez, ¿Con quién?-pregunté aún con la mirada gélida de Camus en mi lindo cuerpecito... otra vez...
-Bueno, fue una decisión un poco inesperada... yo ya estoy más que acostumbrado a ello...
-Vamos, Mu, no te hagas del rogar y dinos... – le dije a nuestro nuevo miembro, como dice Camie... cosa que hizo a Mu enrojecerse como tomate y suspiró cerrando los ojos para abrirlos y dirigirlos hacia Saga:
-Está bien... mi padre se casó con... su mejor amigo, Dohko Mei...

            En ese instante, todos nos sorprendimos y no dudo que abrimos mucho los ojos. Aioros escupió el sorbo de café que había tomado antes, fue genial ver como el líquido salió expedido de su boca, ja, ja... Shaka abrió sus ojos, que no me había dado cuenta de que son azules... Incluso Aldebarán, que comía un panecillo traído por Braulio, se atragantó al oír a Mu. El único raro entre los cuates fue Aphrodite que se quedó soñando despierto y suspiró diciendo:
-Qué lindo es el amor, ¿Verdad? ... pero, ¿Cómo se fue a vivir con tu padre si tenía un hijo?
-Mi padre y Dohko siempre se quisieron pero, en ese entonces, la homosexualidad estaba condenada por una sociedad altamente machista... cuando regresaron a sus casas, los padres de Dohko le pidieron a su hijo que tomara una decisión y esta fue que se casara con Maki, una chica japonesa. Más tarde, tuvieron un hijo llamado Shiryu que ahora tiene 14 años de edad... mi padre lo localizó y entonces supo que él era su amor de toda la vida... Habló con Maki sobre su decisión y...
-¿Y?- preguntó Shaka con una miradita de ¿Curiosidad? Se me hace que se trae algo con Mu. No importa ahora, después se lo preguntaré... claro, si no me manda a volar con uno de sus miramientos... pero bueno, Mu continuó su plática que, la mera verdad, estaba interesante:
-Su respuesta fue algo sorprendente porque lo tomó con... aceptación. Le dijo que lo amaba tanto que lo dejaba ir porque al amor en una jaula, solo le quedaba morir... y desde ahora, Dohko vive con nosotros, como una verdadera familia...
-Pero, ¿Cómo lo tomó su hijo? –pregunté de pronto.
-Shiryu le pidió a su madre que no importaba que su padre se separara de ella, pero que le dejara estar con él... que no por el distanciamiento iba a dejar de verlos y ella aceptó...
-Valla, ese Shiryu es muy maduro... –opinó Shura.
-Debes querer mucho a todos, ¿No, Mu? –cuestionó Aldebarán al terminarse el plato de panecillos. Mu solo asintió sonriente. Aioria entonces tomó la palabra:
-A lo mejor por eso estás aquí, Mu... porque tienes una familia un tanto diferente... -dejó ver su alegría, ya permanente, pero fue aplacada por la opinión tan arisca de Shaka:
-Pensar en eso, definitivamente es una ridiculez...
-Tranquilo, mi “Budita” –defendió Kanon a nuestro cuate, que ya sospechaba de la diferencia entre esos dos- recuerda que es un “cachorrito”...
-Opino que debemos dejar descansar a Mu. Este día hubo de ser ajetreado para él, ¿Cierto, Mu? –abogó Aioros al levantarse del sillón junto con Shura.
Todos asentimos y nos dirigimos a nuestros dormitorios. Antes de que Camie se fuera a dormir, lo jalé del brazo y lo infiltré a mi dormitorio. Su carita de sorpresa hizo enternecerme y le di un suave beso, acompañado de un: Buenas Noches, Amour...
Su mirada se tornó inocente y con una tierna caricia, como solo él sabe hacerlo, se despidió y salió de mi habitación. Me tiré al colchón de plumas sintiéndome feliz y dichoso de poseer tan encantador ángel como novio. Cerré mis párpados cayendo en un profundo sueño...

***
*+*Camus*+*

La ceremonia de Bienvenida es el evento más importante del inicio de clases y, precisamente en ese evento estamos los doce elegidos. Sentados en la primera fila, venimos ataviados con traje de etiqueta, según la seriedad del asunto. Seguramente, mi padre estaría orgulloso, claro, si él estuviera aquí. Mi madre está muy ocupada conviviendo con la Alta Sociedad de los Nobles en París, mientras que mi padre administra y verifica que los viñedos estén en buenas condiciones para la pronta cosecha de Pays de la Loire... pero ni una sola carta he recibido por parte de ellos...

En el púlpito, uno de los Profesores del Consejo de Rectoría, hablaba tan aburridamente que estuviera diciendo una oración. Miro al estrado y me doy cuenta que varios docentes bostezaban discretamente, entre ellos, una jovencita de lila cabello y extraño vestido griego: Saori Kido, nuestra mecenas. También puedo notar que las dos sillas del centro se encuentran vacías. Es extraño.

- ... Y bueno, este año debo informarles que hay un nuevo Rector en la Universidad de Atenas. El consejo estudiantil –inclina su cabeza hacia nosotros y se vuelve –y nuestra mecenas, la señorita Saori Kido hemos decidido su presencia en este Auditorio... por favor, un par de aplausos a nuestros dos nuevos miembros...
-Por favor, profesor, no le haga de emoción... –masculla Milo a mi oído e inmediatamente regresa a la misma posición de antes. El profesor continúa, a pesar de la curiosidad de muchos:
-Dohko Mei, como profesor de Historia en La Facultad de Humanidades y Artes...
-¿Dohko Mei? –preguntó Saga a Mu.
-Pero si ese es el nombre de... –el pelilila se lleva una mano a la boca y el profesor sigue hablando:
 -Y como Rector de la Universidad de Atenas, el Doctor en Química Nuclear...
-¿Qué ese posgrado no lo tiene tu padre, Mu?- interrumpía Kanon al otro lado de Mu. Éste le responde:
-Sí, pero mi padre tiene un proyecto por Europa...
-¡Shion Wang! –anunció el profesor y todos nos levantamos al oír su nombre.

El Rector se para en la tarima con los aplausos de toda la Universidad. Por tradición, lleva la túnica larga blanca. Saluda al tedioso profesor y se posiciona para decir su discurso. Mu, por su parte, ni aplaudía de la impresión que su mismo padre le había causado. Al sentarse, cubría su rostro con sus dos manos cayendo en cuenta de la realidad y al apartarlas, puedo ver que se enrojecía de la pena.

-Muy buenos días, Miembros del Consejo, señorita Kido, docentes, Miembros de las Doce Casas, demás alumnos y a mi hijo Mu le digo... Hola... Al llegar a este Auditorio, he recordado mis viejos tiempos, cuando estudiaba en estos planteles y yo era miembro de los Doce elegidos, mejor conocidos como “Los Doce Santos de Oro”, que por cierto, también lo era mi buen amigo, Dohko Mei... pero bueno, eso ya pasó hace siglos,  literalmente... lo que vengo a decirles, como un Rector normal y aburrido, es que me alegro de darles la cordial bienvenida a este ciclo escolar... Y ya que estamos en mi desgastante perorata, debo informar que, en esta administración, habrá ciertos eventos con las distintas Universidades que tenemos trato... es decir, la Universidad de Cabo Sunión, la Real Universidad de Asgard y la Universidad Nacional Alemana estarán participando en las actividades próximas... les deseo buena suerte a todos y feliz regreso de vacaciones...

Todos nos levantamos vitoreando al nuevo Rector mientras éste se dirigía a otro lugar. Algunas chicas se nos acercaban, creo que tenemos club de fans... fijo mi vista en Mu y éste parece que está enfrascado en sus pensamientos, pero Shura lo llama de lejos...

-Me gustó el discurso de este nuevo rector... pero se parece mucho a vos, Mu...
-Je, je, tu “Rector” tiene las mismas marquitas de tu frente... –señala Kanon hacia su frente. Milo ya estaba dispuesto a decir algo, pero Saga se le adelanta mirando a su gemelo duramente:
-Ya basta, Kanon, debemos presentarnos ante el Consejo de Rectoría... Recuerda que somos miembros colaboradores...
-Ya voy, ya voy –Le replica con fastidio, pero nos voltea a ver con su clásica sonrisa –nos vemos al rato...

Los hermanos se retiran junto con todos los docentes que salen por las bambalinas. Aioros se levanta también y antes de irse nos da un comunicado:
-El señor Rector quiere vernos en el comedor de las Doce Casas... Parece que quiere hablar con nosotros... traten de estar presentes...

Una vez que Aioros se hubo ido, Milo se para delante de Mu, quien al parecer no se ha bajado el color de su rostro. Lo miro fijamente para ver que le dice y parar la conversación de tajo. Normalmente, Milo dice y hace las cosas de tal manera que hiere a muchas personas sin darse cuenta. Es por eso que vigilo lo que hace. De todos modos, aunque lo vigile, no sirve de mucho. Milo siempre será el mismo...

-Así que por eso estás aquí, Mu... Porque eres el hijo del rector...
-Creo que sí –fue su tímida respuesta. Para cortar la conversación simplemente les digo:
-Vamos a casa...

Funcionó. Todos nos dirigimos a la salida. Algunos hartos como Death Mask, otros apenados como en el caso de pobre Mu y otros radiantes como Aphrodite. Porque algunos definitivamente odian la fama y otros no pueden vivir sin ella. En fin, al encontrarnos con la camioneta de la Universidad, también vimos que nos esperaba el Rector. Nos acercamos dispuestos a abordarlo. Extiende sus fuertes brazos y nos saluda:
-Hola chicos, ¿Cómo les va en este nuevo ciclo escolar?
-Muy bien, Rector Wang –le responde Milo con su habitual carácter. El rector sonríe.
-Me alegra, Milo...
-¡Wow! Sabe mi nombre... –exclama Milo asombrado. Riéndose, le contesta:
-Por supuesto, ¿Cómo no saber el nombre de mis alumnos más destacados? Bueno, suban que el chofer se impacientará...

Comenzamos a subir al autobús, cuando le hace una seña a Mu. Éste se detiene y conversa con su padre.

-Este... Mu, hijo... –comienza a titubear su padre, pero Mu se impone.
-¿Por qué no me lo dijiste, papá?
-Bueno, era una pequeña sorpresa... en realidad, para nosotros también fue inesperado...
-¿Es por eso que estoy aquí? ¿Por qué soy el hijo del Rector? –preguntó algo desesperado Mu y su padre le acarició sus lilas hebras mientras hablaba:
-¡Claro que no! Llegando a la Universidad me di a la tarea de buscar tu expediente. Supe que te quedabas en las Doce Casas porque fuiste uno de los doce mejores promedios... –le tomó del hombro –hijo, estos chicos han estado haciendo exámenes para mantenerse en su posición. No es por el título nobiliario o la reputación de su familia... han trabajado muy duro y tú también, es por eso que estás en donde estás...

El rostro de Mu se ha relajado bastante y puede notar que su padre siempre estuvo orgulloso de él. Ojalá mi padre hiciera lo mismo. Ya más calmado, Mu le comentó:
-Pero, papá, ellos piensan que estoy por ti...
-Pues, en este caso, demuéstrales lo contrario... sé que lo harás de maravilla... –le guiña el ojo y Mu sonríe.
-Está bien papá, te veré después...

Vemos que Mu sube al autobús y se sienta al lado de Shaka, quien le sonríe. Eso es extraño ya que él nunca sonríe; siempre está serio que parece como si estuviera enojado. Aún con su carácter, sigue sonriendo naturalmente. Mu va platicando con él como si se conocieran de toda la vida. Hablan de la pobreza mundial, la hambruna en África y las enfermedades mortales como el SIDA. Nadie podía creer lo bien que se llevaban esos dos, definitivamente Mu tiene un buen carácter.

Me viro hacia atrás y descubro que Milo otra vez está haciendo de las suyas. Juegan póker atrás del autobús en compañía de Kanon y Aioria. ¡Bendita suerte la mía! ¿Por qué tuve que enamorarme de un tipo tan infantil? Hay veces que no me entiendo, pero en fin, vamos llegando a las Doce Casas, nuestro hogar.